Se viene...El Cambio

por Manuel Gárate Ch.

Este concepto es quizás uno de los más repetidos -hasta la saciedad- en los medios de comunicación y por toda suerte de personeros, candidatos y líderes de la derecha chilena. Pero, qué realmente significa esta palabra fetiche que sirve para todo y nada a la vez. Qué es "El Cambio" en cuanto a contenido, o más precisamente: ¿tiene sentido hacerse esta pregunta?

Los últimos sucesos políticos de la Alianza por Chile podrían darnos una pista sobre cómo operaría este cambio en caso de que llegaran estas fuerzas al poder el año 2006. La caída de Piñera por medio de una operación digna de una novela de Mario Puzzo, podría ser una pista del tipo de política que se nos avecina: autoritaria, inflexible y hegemónica. Pero más allá de este hecho puntual, sigue pendiente la pregunta sobre el significado de "El Cambio".

A la hora de escuchar a quienes utilizan el concepto, éste aparece siempre relacionado a otras dos muletillas del discurso: "los problemas reales de la gente" y el "cansancio de los políticos", pero, si se ahonda un poco más, las respuestas invariablemente se referirán al empleo y la delincuencia, aunque sin profundizar -en absoluto- respecto a posibles soluciones. A lo más, se hará mención al nivel de incertidumbre que existe en el país. Sin temor a equivocarme, puedo decir que esta es la plantilla o molde del mensaje del cambio. La instrucción -claramente- es no profundizar más allá de este nivel.

Mi impresión es que "El Cambio" no existe, más que como una imagen que esconde una orfandad enorme de contenidos. Es un concepto creado a partir de las técnicas de la publicidad y el marketing. El cambio es una marca, la cual sólo debe reflejar ciertas características positivas de un producto (ocultando las otras), y cuyo objetivo final es la conquista irreflexiva de un público masivo. La realidad es que no significa nada más que la aspiración humana de que las cosas cambien. Lo que no se dice es hacia dónde apunta el cambio. Este sólo promete más empleo y menos delincuencia ¿Ofrecerá más democracia, más justicia o mejor redistribución del ingreso? Al parecer no.

Podríamos asimilar el concepto de "El Cambio" a cualquier producto, como por ejemplo un jabón "X" para el lavado de la ropa. Este jabón hace algo muy básico, pero promete "lavar más blanco y profundo" que los demás. Si nosotros preguntamos a un promotor que nos explique por qué recomienda el jabón, seguramente nos respondería que porque lava más blanco y mejor. Si nosotros intentásemos seguir preguntando el por qué de esto, nos contestaría con el mismo argumento. Si sospechásemos que el detergente realmente logra tal efecto gracias a químicos altamente contaminantes, no obtendríamos más respuesta que la anterior. Ningún promotor puede salirse de la pauta impuesta por el fabricante a través de los símbolos de la marca. Cualquier pregunta debe responderse mediante la pauta de respuestas. Sólo así es posible el éxito en las ventas. Sin disenso, sin críticas públicas, con disciplina férrea.

Se asume que los ciudadanos, o más bien la masa de consumidores, se guían por la publicidad y la coherencia de un mensaje en extremo simple. En síntesis, prefiera "El Cambio" porque es mejor y punto. La idea es que usted no pregunte demasiado. Cuando llegue "El Cambio", ahí sabrá realmente de qué se trata; pero -a diferencia del jabón- será imposible devolverlo... y no tendrá otra alternativa por los próximos 6 años.