EL PARTIDO POPULAR DE CHILE

por Enrique Fernández M.

Debido al sistema electoral imperante, difícilmente en las próximas elecciones parlamentarias de diciembre, asistiremos a grandes cambios en la composición y número de los actuales diputados y senadores. Lo que sí es de probable ocurrencia un cambio cualitativo y más que cuantitativo en la opositora bancada de la Alianza por Chile.

En efecto, el eventual reemplazo de dos actuales senadores UDI por dos de la llamada ala liberal de RN, Sebastián Piñera y Alberto Espina, provoca desde ya escozor en la directiva de la UDI. Pablo Longueira afirma que, en esta elección se está eligiendo una parte del parlamento para la futura presidencia de Joaquín Lavin en el año 2006.

¿Porqué podría ser trascendente este enroque? - y más aún- ¿Qué podría estar gestándose que modificase el futuro del paisaje de los partidos políticos chilenos ?

La reaparición de Piñera y su casi segura elección, además de la maciza irrupción de Fernando Flores al ruedo electoral del PPD, talvez marquen el comienzo de la articulación de un nuevo referente que pudiese constituir la matriz de una futura especie de partido popular en Chile. Una suerte de partido del orden, de ascendrada raigambre y estirpe liberal, pero que separaría aguas de modo explícito de sus congéneres neoliberales.

El Mercurio nos adelanta algo así como el decálogo de principios de esta potencial entidad partidista: en él estarán quienes tienen un diagnóstico económico común, que trasciende las fronteras de izquierda y derecha pero que se estrella contra “muros ideológicos”... quienes comparten una misma concepción de la economía y por tanto no se detienen en debates hamletianos sobre el mercado... quienes tienen una común visión basada en la igualdad de oportunidades y en el liberalismo económico, valórico y cultural.

Los tildados como liberales de RN, Sebastián Piñera, Pia Guzmán, Lily Pérez, Alberto Espina, Andrés Allamand, etc. adhieren a los preceptos de la economía neoclásica que acompaña al liberalismo hayekiano pero no participan del rígido marco valórico y culto a la tradición que también forma parte esencial de esta ideología. Reconocen en el gobierno de Pinochet el mérito de “modernizar la economía ” del país, pero abominan taxativamente de los miles de atropellos a los derechos humanos de los partidarios del gobierno de la Unidad Popular. Del mismo modo, no comulgan con el paternalista marco moral y valórico que la UDI y el Opus Dei han impuesto y mantenido.

En este escenario, despejada la cuestión “ lealtad a Pinochet y su régimen ”, estas fuerzas políticas podrían entrelazarse cómoda y casi sin esfuerzo con aquellas pertenecientes al partido instrumental y por ende no ideológico de la Concertación : el PPD.

El reciente documento “ Recesión Sicológica ” de Jorge Schaulsohn y Andrés Allamand parece dar cuenta de lo anteriormente expuesto. El texto firmado por dos ex- presidentes de ambas colectividades demuestra una llamativa coincidencia, tanto de diagnóstico como de propuestas que superan la actual coyuntura. No se necesita ser demasiado perspicaz para darse cuenta que ambos ya podrían militar en un mismo partido político: algo o mucho en el pasado les opuso, todo en el futuro les une.

El cómo se visualiza el devenir de la actual coalición gobernante es un elemento fundamental en el reposicionamiento de muchos actores políticos. Una postura muy difundida, pero poco reconocida públicamente por los miembros de la Concertación, en especial por aquellos que ocupan cargos fiscales, plantea un agotamiento ideológico y desgaste que hace presagiar con fundamentos que el próximo gobierno será encabezado por un actual opositor. De hecho, Lavín ya estuvo en un tris de conseguirlo en diciembre de 1999.

El desgaste a que hacíamos alusión proviene de manera natural de la administración del aparato estatal por un prolongado período que abarcará, el año 2005, más de 16 años en el poder. Pero el agotamiento ideológico no dice relación con la acción emprendida por los opositores, sino más bien con lo que Schaulsohn y Allamand califican como “estado de confusión”: la coalición gobernante se haya tironeada por dos almas. Por un lado están quienes valoran los logros de sus gobiernos, adhieren a la economía social de mercado. Por el otro, están quienes siguen considerando a la economía de mercado una “hija ilegítima”.

Cierto que no es la primera vez que se explicita esta idea. Lo novedoso es que en esta ocasión, ella es vehiculada simultáneamente por figuras intra como extra concertacionistas. En esta misma línea se inscriben otros dos hechos aparentemente inconexos: la reunión ocurrida en el Hotel Las Acacias hace menos de un mes, de componentes de la denominada por El Mercurio “ala liberal de la Democracia Cristiana”, que encabezó René Cortazar, y la aparición de la Corporación Expansiva, que aglutina a personeros de variopinta militancia concertacionista pero cuya mayoría proviene del PPD.

La nave concertacionista muestra evidentes fisuras o grietas en su casco, que afectan su solidez estructural y que hará cada dia más difícil que arribe a buen puerto. En el comienzo de su tercer crucero y ante las malas condiciones climáticas imperantes, muchos de sus tripulantes apuestan por su encallamiento y posterior desguace y por tanto preparan desde ya su abandono.

Marzo, 2001.
GRUPO PROPOLCO