El ayatollah Massad y la caja de pandora

por Enrique Fernández M.

Los bancos centrales autónomos constituyen piedra angular de la doctrina económica del liberalismo hayekiano. Se les supone organismos técnicos, "limpios" de la funesta influencia de la práctica política, siendo los miembros de su consejo general, prominentes científicos, todos doctorados en economía.

La nominación de estas selectas figuras se lleva a cabo mediante un intríncado mecanismo, de cariz democrático, que pretende asegurar la balanceada composición ¿ ideológica ? de este directorio. El procedimiento ha sido defendido de modo jubiloso por el presidente de la recientemente parida "Corporación Expansiva", el también progresista y liberal economista Andrés Velasco.1

Chile, país pionero en la implementación del liberalismo hayekiano, obviamente posee un Banco Central con estas características. Su actual presidente, el Dr. Carlos Massad, es un venturoso ejemplo del integrismo economicista consustancial a tal ideología.

Tras el ropaje del neutro y técnico especialista, se esconde el intolerante y soberbio acólito de este credo. Enfundado en sus adustos y clásicos ternos, desde el púlpito de la iglesia de la religión de la ciencia económica neoclásica, realiza su prédica. De forma presta y diligente, como siempre, "El Mercurio", se encargó de vehicular su sabio sermón. 2

Desafía y amenaza, sanciona moralmente con su particular ética, a quien ose ventilar herejías tales como el agotamiento del modelo económico. " La búsqueda para abrir una discusión en ese sentido es una IRRESPONSABILIDAD MAYÚSCULA", y llama la atención sobre " la gravedad de las opiniones que al atribuir el retraso de la reactivación a un agotamiento del modelo económico vigente revitalizan un debate que fue propio de los años sesenta y responsable de la crisis y división de los setenta ".

Posteriormente, recomendó no abrir una discusión que puede derivar en el apoyo o instauración de modelos alternativos que no necesariamente impliquen una reducción de las regulaciones, sino que quizás un aumento de las mismas que en el pasado terminaron en "fracasos estruendosos". ¿ Se referirá acaso al estruendo de los rockets lanzados contra la Moneda en 1973 ?

Asumiendo un tono más conciliador y pretendidamente de mayor amplitud deliberativa, predica: " yo he mirado la historia desde distintos puntos de responsabilidad y mi primera sugerencia es no abran esa Caja de Pandora, y, si lo hacen, asuman su responsabilidad histórica, de no lanzar sólo frases rimbombantes, sino que su obligación es decirnos cuál es su alternativa "

Luego procedió a reiterar, majaderamente, partes del decálogo económico de la doctrina hayekiana, en su receta para superar la actual coyuntura y "volver a crecer a tasas anuales cercanas al 6% o 7% como las que se necesitan para duplicar el producto nacional en los próximos 10 años".

Utilizando terminología propia de la "ciencia económica", instó a " flexibilizar otros mercados, como el laboral, sin desproteger los derechos de los trabajadores pero tampoco dando protección exagerada que genere altos costos". Me pregunto, qué podrá ser protección exagerada, será acaso una ley de inamovilidad como la promulgada en tiempos del Presidente Frei Montalva ? o será acaso asegurar por ley ( la llamada ley Manuel Bustos, promulgada después de más de 10 años de gobiernos concertacionistas) que no se puede despedir a un trabajador sin certificar el pago por parte del empleador de sus descuentos previsionales ?

El Presidente del organismo emisor, es partidario de aplicar a la inmensa mayoría de los chilenos que laboran, una peculiar "ley del embudo": en tiempos de bonanza macroeconómica, muy poco, en épocas de crisis, nada. Así lo manifiesta cuando, apoltronado desde su sillón espeta: " el país tiene que elegir entre mayores salarios o mayor empleo ".

Finalmente, y como corresponde a un buen padre que alecciona a sus hijos, nos previene que en caso de que no se impulsen estas transformaciones ( mayor flexibilización del mercado laboral, reformar la educación, etc.) "seguiremos chapoteando en el barro, con tasas de entre 5 y 6 %, que es bueno en el contexto pero no suficiente " ??

El principal consejo de Massad es, ¡ no abrais la Caja de Pandora ! Para él, abrirla significa cuestionar, inquirir, preguntar, contrastar, exponer a la duda lo que parece ser algo evidente. Quizás Massad olvida que gran parte del progreso científico de la humanidad, se alcanzó mediante el incesante desafio al paradigma vigente de parte de ideas contrapuestas.

Es obvio que en la rígidez dogmática de su ideología, pretender siquiera pensar en un modelo diferente constituye un pecado. Participa de la comunidad intelectual que preconizó el "Fin de la Historia". Cuando se niega a una sociedad el derecho a cuestionar, a discrepar, se asienta en ella un inmovilismo intelectual tan peligroso como estéril, más propio de regímenes autoritarios que democráticos. Las ideas que no nos son queridas o atractivas, deben ser antagonizadas por otras ideas, no por descalificaciones ni menos censurar su explicitación.

Quienes transitan por la senda intelectual de Hayek, no tienen mayores reparos en asumir tal comportamiento paternalista e ideológicamente excluyente. El liberalismo hayekiano es un torvo liberalismo. El filósofo Isaiah Berlin, nos legó al respecto, esta reflexión: " Somos lo que nosotros mismos hacemos de nosostros - en verdad siempre bajo condiciones que nosotros no generamos - mediante nuestras elecciones. Pero para elegir se debe poder conocer, escuchar sin trabas a partidarios y detractores, informarse y luego, emitir un juicio. Si establecemos un continuo, cuyos extremos lo conforman el incapaz relativo y el ciudadano, las prédicas de Massad nos acercan más al primero que al segundo de los términos del dipolo.

Es posible que la frialdad econométrica, que alimenta las aspiraciones científicas de la economía, impida a muchos aprehender la totalidad de la riqueza simbólica encerrada en la mitología de la Caja de Pandora. Al respecto, transcribo con la humildad de un ignorante pero también con la pertinacia de un cuestionador, la interpretación de Francisco José Folch:

" Pero el padre de los dioses había guardado en el cofre todavía otro obsequio. A diferencia de los demás monstruosos fantasmas que habían salido de él, este último don era hermoso y diminuto: un pajarillo que se sacudió ligeramente, tornó un par de veces la graciosa cabecita, esponjó su delicado plumaje verde y agitó sus alas, presto a volar: era la Esperanza".3

1 Andrés Velasco: Instituciones, Credibilidad y Manejo Macroeconómico en Chile. Revista C.E.P.nº77, p.p. 37-67, 2000.
2 Carlos Massad: cuestionamientos al modelo son una "irresponsabilidad mayúscula". El Mercurio, cpo. B, 23 de mayo, 2001.
3 Francisco José Folch: Sobre Símbolos. Editorial Universitaria. págs. 60-61, 2000.

Grupo Propolco
Junio, 2000.