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por Manuel Gárate Ch.

La estrepitosa caída de la llamadas empresas Punto.com en Estados Unidos, no hace sino poner de manifiesto la nueva ilusión del capitalismo tardío de post guerra fría. No había tal Nueva Economía mágica que los enriqueciera a todos a costa de sólo buenas ideas. Ahora que han quedado unos pocos, estos fagocitan a los heridos de la llamada "corrección" del año 2000. Pero si esto sucede en el epicentro de la economía más poderosa del mundo, qué podemos esperar para nuestros países de América Latina donde aún seguimos con la ilusión de la riqueza fácil de la Nueva Economía. Nuestros mandatarios se pelean por desayunar con los magnates de Silicon Valley, intentando conseguir computadores para escuelas que apenas logran pagar míseros sueldos a sus profesores, quienes apenas poseen una calculadora y ahora se los pretende apertrechar de máquinas y conexiones a Internet. Esto sin contar los suculentos préstamos que necesita el país para implementar tales políticas.

Seguramente algún economista dijo que la historia caminaba hacia allá y por tanto ahora Chile debía ponerse a la vanguardia de la Era Digital. Entonces habrá que invertir en capacitación, en comprar muchos computadores, en poner a punto nuestras redes. Y entonces seguiremos importando más y más tecnología. Pero como bien sabemos, la memoria histórica es frágil y nos cuesta recordar que aún no hemos llegado a consolidar ninguna de las viejas economías. ¿Será que alguna vez nos industrializamos? o ¿quizás logramos producir tecnología y ciencia de punta? Tal vez superamos la etapa de exportación de materias primas. Como creemos haber cumplido todas estas metas, ahora abordamos con total seguridad el mundo de la Nueva Economía, que -como bien sabemos- exige un nivel de capacitación intelectual altísimo. Mientras tanto, los pobres y olvidados de siempre polulan por las calles y abandonan el deprimido campo y las zonas mineras en busca de las luces de la ciudad bajo la promesa de que serán parte de la revolución digital. Pero si ya quedaron fuera de las anteriores, por qué habrían de ser integrados a ésta, aún más compleja. No haremos otra cosa que aumentar el número de excluidos a niveles nunca antes imaginados, pues estas tecnologías, incluso habiendo capacitado a mucha población, justamente lo que mejor hacen es reemplazar mano de obra por procesos automáticos "non stop".

Sin embargo, la ilusión continúa mientras se derrumban ante nuestras narices los índices del Nasdaq... y el Dow Jones tirita frente a los efectos que la vorágine digital pudiera traer a la economía norteamericana. Fue un ciclo cortísimo. Auge, locura y caída en menos de 5 años. Los ciclos parecen acortarse y la consigna es aprovechar al máximo mientras dure, pues dura poco. La crisis asiática es seguramente el primer indicio de numerosas y seguidas crisis que viviremos tras la postguerra fría. Al no existir modelo alternativo, el dominante ya no se preocupa por sus efectos nocivos. Deja de haber peligro de que las masas se sientan atraídas hacia el marxismo; entonces juega sin adversarios y campea mostrando lo peor de sí. Y quienes lo defiende acríticamente no dudan en plantear que todo aquello que no implique profundizar el modelo representa el pasado "socialista" y que la única solución es ir más allá en la misma dirección; en una especie de interminable huida hacia delante.

Para todos aquellos que siguen esperanzados en un futuro tranquilo y en paz dentro del modelo de capitalismo global, lamento informarles que viviremos en un continuo ir y venir de crisis y reactivaciones con intervalos cada vez más irregulares y sorpresivos. No habrá pitoniso ni ecomomista capaz de acertar en este juego febril. Sólo quienes anuncien crisis podrán acertar, pero tampoco sabrán cuándo. Difícilmente el ser humano tendrá un trabajo estable y deberá acostumbrarse a aceptar lo que se sea posible en cada una de las ondulaciones de los ciclos. Incertidumbre será la moneda de cambio, pues el Estado no será sino un viejo recuerdo de algunos nostálgicos que levantarán el brazo en recuerdo de sus sueños de juventud. No faltarán quienes anuncien una nueva revolución económica digital, genética o del tipo que sea, prometiendo bienestar económico para todos...pero ya sabemos como termina eso.

Dos paradojas saltan a mi cabeza de inmediato. La primera es que el capitalismo nunca fue tan prolífico en lo económico y social como cuando tuvo al frente a un rival de peso, el cual lo amenazaba directamente. La segunda y aún más extraña es que las visiones de Marx sobre el futuro del capitalismo jamás se cumplieron mientras el comunismo tuvo patria y ejército, es decir, mientras tenía una chance de hacerse realidad a la fuerza. Una vez que el sueño de Lenin cae manchado de fracaso y sangre, es justamente cuando las viejas visiones comienzan a tomar sentido nuevamente. O no es acaso ahora cuando el capital financiero es el que domina absolutamente la economía mundial en grados de concentración inimaginables hace tan sólo 12 años; o no es hoy cuando vemos las interminables filas de desempleados creciendo a tasas preocupantes en todo el mundo. Otra paradoja; no serían proletarios explotados por el trabajo quienes estaría en la base de la pirámide, sino simplemente los que no poseen trabajo, ni conocimiento, ni menos seguridad social. Proletarios al fin y al cabo: sólo tienen su prole. En la cima, permanecerán unos pocos asustados y apertrechados en sus barrios, temiendo la poblada de aquellos que nada tendrán.

diciembre año 2000
Grupo Propolco