CHILE ES UN FESTIVAL

...Tengo miedo de existir,
el mañana de avecina
disfrazado de sonrisas,
en llanto y soledad...

Tema: Ventanillas, 1974
Autor e Intérprete: Hernaldo Zuñiga
País: Nicaragua

Noche de verano, reflexiono sobre la actividad político-social del Chile pre-festival. La vigencia del autoritarismo de mercado, fruto del ultra o para-liberalismo hayekiano. Hechos dispersos como trozos de un rompecabezas que al unirlos adquieren significación.

Por una parte, libertinaje absoluto del mercado en la esfera económica ( aunque Hayek, el maestro, afirme que todo hecho social es susceptible de considerarse como parte de lo "económico" ) y por la otra, conservadurismo, que a falta de mejor definición, caratulamos como "lo valórico", defensa de la tradición chilena.

El sistema de locomoción colectiva de Chile, paradigma de la aplicación del más perfecto de los mercados, inserto en el llamado gremio de los transportistas, concreción del corporativismo anhelado por las mentes más calenturientas del facismo italiano o del hispánico de Primo de Rivera y Franco. Extorsión de la mayoría ciudadana que interlocuta a través de un gobierno gerencial ,sin voluntad real de ir a la raíz del problema. El problema de la locomoción colectiva es ni más ni menos, el sistema en sí. Se quiere enderezar un curco a palos ; se pintaron los microbuses de un sólo color, se le eliminó el nombre a los recorridos y se les asignó un número, se licitaron recorridos, se retiraron las máquinas no catalíticas, se impuso un sistema absurdo de cobradores mecánicos que sólo ha servido, hasta ahora, para justificar alza de tarifas. De un sistema tarado nunca surgira una gestión virtuosa, a lo más tendremos un híbrido que nos recordará que el libre mercado, aplicado a raja tabla en todas las actividades, es sólo un buen fetiche para los técnicos neo liberales y castigo para los usuarios.

Pero estamos viviendo un era globalizada, interrelacionados comercialmente. Chile como no, a la cabeza de la rebaja de aranceles, vender y comerciar con todos, sacarle punta a las ventajas comparativas: talar, pescar, horadar, extraer, astillar, etc., decálogo de las tareas para las cuales somos privilegiados según los expertos del llamado "Consenso de Washington". Así como cuando hay crisis en mercados asiáticos, todos nosotros, chilenos interconectados debemos aceptar hacer trizas nuestros proyectos y padecer limitaciones aunque no tengamos ni un ápice de responsabilidad en ello, así también, porque los dueños del tablero de las finanzas y poder mundiales deciden reducir la producción de crudo, otra vez todos los interconectados y globales ciudadanos chilenos, veremos subir el precio de los artículos y servicios que necesitamos cotidianamente.

Aparece en escena algún santón que interpreta para todos nosotros, pobres legos, las claves técnicas del talmud de la macroeconomía y asegura que, lo que estamos viendo, no es tal como lo vemos; que según sus estimaciones, la inflación no debería trepar más allá de lo presupuestado. Como este indicador macroeconómico es bastante "sui generis "en su confección, seguramente estabilizaremos la "espiral alcista" con la rebaja del precio de las piscinas de goma, los barbecues y los bikinis cola-less.

Virtuoso mercado, magnánimas leyes surgidas de la infinita sabiduría de una "mano invisible"; lástima que no enfoquemos lo sustantivo y nos quedemos fijados en lo adjetivo, lo accesorio de un análisis que debería llevarnos a inquirir los fundamentos de esta ideología, cuyo sistema económico pone a los seres humanos a su servicio y no se aviene con el hecho que, cualquier esquema de economía que pretenda ser exitoso, perdurable y democráticamente aceptado, debe estar al servicio de las personas.

Los dictados del mercado son inmutables, pertenecen a esa categoria de hechos los cuales debemos aceptar y acatar con resignación, pues no existe nada que podamos hacer para revertir o torcer su imposición. No cabe cuestionarlos, así como a nadie se le ocurriría impugnar el hecho que después del día viene la noche, de que en invierno hace frío. La confabulación oligopólica de los países de la OPEP, forma parte de los mecanismos intrínsicamente sabios del funcionamiento de una globalizada economía de libre mercadismo, ante los cuales, sólo podemos atinar a morigerar sus efectos del modo que hacemos ante cualquier catástrofe natural. Cambio en el sentido común del modo de razonar de las gentes; hacerles creer y convencerlos ciegamente que este sistema, esta modalidad de capitalismo salvaje es, "per se y per secula" lo mejor a lo que la humanidad puede aspirar.

Por tanto, a no indagar sobre las razones que producen un alza del precio internacional del petróleo, a no pensar que pudiese existir un sistema de locomoción colectiva menos caótico y primitivo; el nuestro es lo que nos ha tocado vivir y no existe escapatoria alguna sin quebrantar los mandamientos de la libertad empresarial de todos y de cada uno de los chilenos.

Pero la irrestricta adscripción a los postulados del libremercadismo aplica sólo en la vida económica de nuestro país. Otros ámbitos, deben mantener y preservar aquellos tesoros de moral que nuestra tradición como nación católica nos impone. Conservar tradiciones, pese a que ninguna doctrina política-económica ha sido en su implementación, más disgregadora de tradiciones que el modelo de capitalismo hayekiano; de hecho, no se intenta la preservación de tradiciones sociales asociadas al colectivismo, el reforzar los lazos familiares, comunales, asociativos. Aquí campea el individualismo desenfrenado, yo compro, yo transo, yo comercio, yo te gano, yo soy mejor, yo tengo más, etc.

Decíamos, que hay un ámbito de la libertad individual que debe ser cautelosamente custodiado para no escapar de la ortodoxia que dicta cierta moral de la tradición católica. Una ética social asociada fatalmente, y en forma casi exclusiva, con el comportamiento sexual del individuo.

La sexualidad y su extenso abanico de manifestaciones ; aquí si que el individuo ya no es libre, no puede emprender lo que quiera, no debe ver lo que como adulto decida, no se debe permitir que él determine si su comportamiento es hetero u homosexual. En esto se debe ser inflexible, más aun publicamente, pese a que pudiese aceptarse trasgresiones en lo privado. Connotadas mujeres, separadas de hecho con nulidades conseguidas fraudulentamente, que con desparpajo se declaran contrarias a una ley de divorcio, respetables hombres de familia con amantes estables, pero sigilosamente encubiertas, pederastas amparados en supremos fueros, lesbianas con verborreica capacidad de sublimar, etc.

Es así como un proyecto que pertenece al mundo del arte y de la cultura, la mentada "casa de vidrio", merece rápida difusión, fundamentalmente debido a que su ocupante es una fémina y, horror, osa ducharse desnuda y defecar a vista de quién decida mirar. Ella no obliga a nadie a apostarse en esa esquina y mirar. El mirón es disculpado, pues es ella quien provocó la irresistible pulsión "voyerista", el mismo talante argumental que exculpaba o exculpa tantas violaciones por el hecho de la mentada provocación.

Entonces, los siempre atentos caballeros de la cruzada por una sociedad libre y moralmente aséptica, invocan la moral y la tradición. El abogado de la Universidad Católica, René Trincado, de 35 años de edad, soltero, presenta una querella guiado en su actuar por "el magisterio tradicional de la iglesia". Lo ofende el ultraje público al Pudor o a las Buenas Costumbres, ultraje público escandaloso y trascendente. Ferviente pinochetista nos devela la importancia trascendental de su acometer: "La izquierda pretende transformar el país en un prostíbulo y ¿por qué? Aunque suene exagerado, porque para la izquierda la libertad está en el libertinaje, es decir, en hacer cada uno lo que se le de la gana, sin ninguna norma superior que lo obligue... busca como objetivo final destruir toda norma superior y, en definitiva, al supremo legislador que es Dios, gran y verdadero enemigo de la izquierda. Es una lucha entre La Iglesia Verdadera, que es muy escasa, y las fuerzas anticristianas, lideradas por la izquierda".

Igual mesiánica misión debió emprender el representante de la agrupación auto-denominada "El Porvenir de Chile". Una señal de televisión por cable, es decir no al alcance de cualquier receptor, publicita la emisión del canal "Play Boy". Más play y nada de boy; culos, pechos y sexo en versión light para quien decida pagar por ver. Las objeciones a esta decisión individual son similares a las del señor Trincado y que, anteriormente, permitieron que se censurara en nuestro país la exhibición de la película "La última tentación de Cristo".Por lo demás, nada nuevo bajo el sol, son casi los mismos argumentos esgrimidos hace más de setenta años para evitar que se impidiera la permanencia de cementerios en las iglesias.

Cara y cruz de la misma moneda. Libertad individual a ultranza en lo económico y en general en cualquier esfera de la vida social, salvo en lo que diga relación con el comportamiento sexual del ciudadano. Si de la benemérita competencia resulta la muerte de tu prójimo, es sólo un avatar de la lucha entre todos por sobrevivir, que determinará la pervivencia del más fuerte, del mejor adaptado. El individuo, consumidor racional despojado de trabas estatales, libre para crear, para decidir lo que para él es lo mejor y más conveniente. Sana competencia que siempre redundará en mejores resultados para la sociedad que cualquier intervención proveniente de un ente central.

Pero siempre emulando ser los más castos y puros en lo que esté relacionado con nuestra sexualidad. Para ello, sí deben existir límites y contenciones. En esto nada de elegir, todo está ya predeterminado, existe sólo una ética, el camino del bien está trazado y no cabe la tolerancia.

Emerge con claridad entonces, que la implementación del más férreo neoliberalismo hayekiano en Chile, se fundamentó en la acción de una tríada que puede, de primer momento, resultar contradictoria: Chicago Boys, Gremialismo-UDI y Opus Dei.

Chicago Boys, engendrados desde la escuela de economía de la pontificia Universidad Católica. El ala técnica con los preceptos de la economía hayekiana, del individualismo metodológico, de la economía en la categoría de ciencia dura. Gremialismo - UDI, brazo político de esta economía científica, nacido como movimiento apolítico en la escuela de derecho ( podría ser también escuela de derecha) de la misma pontificia casa de estudios y posteriormente, transformado en el más disciplinado partido político, acérrimo defensor de la obra y del principal tutor de la implantación de la revolución neoliberal en Chile: el mismísimo vitalicio.

Finalmente, el Opus Dei, la Obra, reserva moral acrisolada en la religión y en la tradición de una iglesia milenaria, de la cual beben su inspiración inmanente. Suerte de bisagra, de fiel entre las virtudes, del capitalismo libremercadista y las de una severa conducta en la sexualidad de la sociedad, fundamentalmente en la de los individuos que la componen. No es casualidad que la mayoría de los miembros de un componente de esta tríada lo sea también de las otras dos.

Atrevámosnos a mirar a nuestro alrededor y veremos como tal patrón de comportamiento o membresía se repite con pasmosa regularidad. No es de extrañar. Son sólo diferentes corporalizaciones de un mismo espíritu. En Chile, nombres sobran para reafirmar lo expuesto, para muestra un botón, el paladín del cambio, la leve estampa de Joaquín Lavín Infante.

Ya casi ha amanecido en Santiago. El sol anuncia nueva visita y la ciudad remolonamente empieza a despavilarse. En miles de esquinas, la monocorde prensa escrita del país, comunica que los empresarios de la locomoción colectiva alzaron tarifas a 270 pesos y que han dado por desahuciada la licitación. Sólo la figura de un ministro sub-rogante, intenta quijotezcamente mantener la sensación de control por parte del gobierno ante un gremio adicto al chantaje. Los creadores y artífices del proyecto artístico -cultural, la "casa de vidrio", lo declaran concluído mucho antes de su plazo de vencimiento original. Las cortes de Justicia seguirán viendo las querellas y recursos que sí permanecen.

Calma, resignación. Sólo unos días más y todos tendremos festival.

Enrique Fernández M Magíster (c) en Ciencia Política
GRUPO PROPOLCO Universidad de Chile
Febrero, 2000.