SEATTLE , MON AMOUR

por Enrique Fernández M.

Como dirían jovenes actuales, la reunión de la Organización Mundial de Comercio (O.M.C.) que se verificó en Seattle, desde el 30 de Noviembre al 4 de Diciembre recién pasados, pasó "piola". Seguramente, el tráfago informativo estuvo centrado voluntaria o involuntariamente en la décima estrella de la "U" o en los últimos días de la campaña electoral. Lo cierto es que poco o nada se dijo, a no ser un breve reporte en páginas policiales relativo al accionar de la policia anti motines y la guardia nacional que fue llamada de urgencia ante la masiva y contundente presencia y accionar de los manifestantes. Obviamente, nada se ha comentado sobre las consecuencias o las implicancias políticas que los acontecimientos allí ocurridos tienen.

Nuestra insularidad nos impele a seguir incólumes por la senda conducente al olimpo libremercadista de la humanidad y hacemos oidos sordos. Sin embargo en otros lares, se ha producido gran inquietud. Especialmente llamativo resulta la extensa cobertura y ácidos comentarios que se vocearon durante tres semanas consecutivas desde el heraldo mundial del neoliberalismo: el británico semanario "The Economist".

"Resulta difícil decir que fue peor, si observar a los manifestantes desfilar enarbolando su ignorancia a través de las calles de Seattle, o tener que escuchar a sus mentalmente lisiados gobiernos responder a sus "argumentos". En realidad, lo segundo fue lo peor. Al menos los manifestantes lo pasaron bien, los políticos fueron quienes lo hicieron fatal". Toda una joya del pensamiento hayekiano ad-portas del siglo XXI !

Nuestros criollos caballeros de la cruzada por la sociedad libre estaban muy silenciosos, dirían "low profile", para no torpedear la operación de blanqueamiento populista del candidato por el cambio. Otros, en distinta trinchera electoral pero igualmente "técnicos" debieron emplearse al máximo en el episodio de las reformas laborales y tampoco tuvieron mayores abundamientos en lo relativo a Seattle.

¿Porque la escandalera de los autoritarios de mercado?

Decisiones ciudadanas que pretendan perturbar el rumbo definido por las élites técnopolíticas, especialmente en los lineamientos de la economía libre mercadista, es un episodio funesto e inaceptable para los que desde el poder económico pretenden hacer creer a todos que este es el único e insuperable modelo de desarrollo para toda la humanidad. Afirmar como lo hizo el ministro de comercio francés que, "en Seattle se confirmó el hecho que la economía y la política no deben mantenerse separadas", significó para el articulista de The Economist que el estatismo pervive! Algo así como el retorno del monstruoso Leviatán.

Luego en lo que constituye una suerte de llamada angustiosa "urbi et orbi", urgía la movilización de los gobiernos para explicar a sus gobernados que "comerciar es primero y antes que nada, una cuestión de libertad y si un gobierno impide a sus ciudadanos comprar bienes de otro país, está infringiendo sus libertades".

Comerciar y no otra actividad, es, en el pensamiento neoliberal, la quintaesencia del desarrollo de la humanidad, como bien lo dijera Hayek: "La transformación gradual de un sistema organizado rígidamente en jerarquías en otro donde los hombres pudieron, al menos, intentar la forja de su propia vida, donde el hombre ganó la oportunidad de conocer y elegir entre diferentes formas de vida, está asociada estrechamente con el desarrollo del comercio".

Pero los avatares de la O.M.C., ante una sociedad civil mundial que se organiza y renueva mediante organizaciones no-gubernamentales, la voluntad de participación política en su más amplio sentido, poco repercuten en Chile. En esta tierra, como buenos pioneros de indomable espíritu, seguimos a la vanguardia mundial de las políticas económicas del fundamentalismo economicista y con la llegada del nuevo siglo, aumentarán los combustibles su precio en al menos 18 pesos por litro. Compensaremos así la rebaja de aranceles que nuestros "técnopols", especialmente el ex-ministro Aninat dilecto discípulo del F.M.I., acordaron para incrementar el libre comercio de Chile con el resto del planeta. Como se ve, seguimos dando las señales al mundo de como se deben hacer las cosas, aleluya!

Diciembre, 1999.