INDICIOS.

por Enrique Fernández M.

En 1989 todos formábamos un mismo tronco, La Concertación de Partidos por la Democracia, que se estructuraba en torno a un objetivo común: vencer a Pinochet, todos contra la dictadura. Dictadura implicaba silencio político y economía neoliberal y el luchar por el restablecimiento de la democracia, suponía también abjurar de ambos elementos.

Sin embargo y a muy poco andar del primer gobierno concertacionista, algunos parecieron entender la democracia sólo en su sentido más reducido, en su formalidad electoral, y comenzaron a adscribirse al darwinismo social competitivo y a la entelequia del mercado llevada al rango de principio ideológico rector de la utopía neoliberal.

La conversión de numerosos cuadros de la Concertación a esta " fe ", nos provoca una pregunta : ¿ Por qué -y coincidentemente- la mayoría de quienes hicieron suyo el modelo neoliberal, son personas que participan de la gestión del estado, ya sea en instancias del poder ejecutivo o legislativo ? ¿ Qué sucede al acceder a ciertas esferas que genera estas altas tasas de "conversión" al ideario neoliberal ?

Cabe la especulación pues es difícil articular una respuesta objetiva. A modo de intento para acercarnos a la verdad, el análisis de un caso anónimo pudiese prestar servicio, pues nos permite focalizar nuestros esfuerzos y no denostar gratuitamente. Sólo daremos algunos indicios, pues no queremos aparecer pontificando ni menos extrapolando resultados concluyentes de un problema que consta de múltiples variables.

Uno, el personaje en cuestión termina su período como diputado y postula, en las elecciones parlamentaria de diciembre de 1997, a un cargo senatorial por la región metropolitana. Informaciones oficiosas cifran en a lo menos un millón de dólares el costo de una campaña de tal índole.

Dos, al cabo de dos a tres meses de transcurrido el evento eleccionario aludido, el decano de la prensa nacional, El Mercurio, publica en el suplemento dominical, un artículo relacionado con los "compromisos" que los candidatos adquieren con quienes financian sus campañas.

Tres, hace un par de meses, el personaje reconoce en una entrevista publicada por el mismo medio escrito, que ha ingresado al directorio de una A.F.P., aduciendo como explicación a cierta incongruencia entre su militancia política y tal hecho que : " es necesario conocer las empresas por dentro ".

Cuatro, el 11 de julio, en un foro panel realizado en la sede de un colegio profesional, el susodicho contradice informaciones que intentarían demostrar que las bajas rentabilidades obtenidas por las administradoras en el último tiempo, significan que tal sistema de pensiones tiene vicios estructurales en vez de coyunturales avatares.

Este último episodio viene a demostrar concluyentemente, que algunos connotados miembros de la Concertación, no sólo ya no impugnan el fondo de una de las principales reformas del período autoritario, amén de lo que dice relación con la imposición dictatorial de tal sistema, sino que además, polemizan a su favor entregando el mismo tipo de argumentación que gustoso haría el más acérrimo defensor del modelo de economía neoliberal.

No deja de resultar paradójico que, tanto desde la ortodoxia neoliberal como de quienes nos planteamos diametralmente opuestos a ella, estas "adaptaciones" motiven la misma perplejidad. Al respecto, el progenitor intelectual de las administradoras de fondos de pensiones, el eximio José Piñera, lapidariamente acotó tiempo atrás :

" En política y en religión, las conversiones son procesos interesantes, pero dejan de ser fenómenos sanos cuando el individuo cambia de credo bajo el influjo no de una crisis, de sucesivos convencimientos y descreimientos interiores, sino porque llega al poder."

No tenemos respuestas certeras, pero indicios hay.

Enrique Fernández M Magíster (c) en Ciencia Política
GRUPO PROPOLCO Universidad de Chile.
Julio 1998.

José Piñera: El Cascabel al Gato. La batalla por la reforma previsional. Editorial Zig-Zag, Santiago de Chile, 1991. Pág. 146.